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Bárbara Fraser
Peces
muertos por un derrame de petróleo en la Amazonia peruana se mezclan
con ramas cubiertas de petróleo recolectadas por lugareños. Los peces
son vitales para la dieta e ingresos de los aldeanos.
By Bárbara Fraser
Environmental Health News
Translated from English by William Chico Colugna
English version here.July 23, 2014
En el último día de junio, Roger Mangía Vega vio una mancha de
petróleo y una masa de peces muertos deslizándose frente a esta pequeña
comunidad indígena kukama hasta dar en el río Marañón, un importante
afluente del Amazonas.
Los líderes de la comunidad llamaron al número de emergencia de
Petroperú, el operador estatal del oleoducto de 845 kilómetros que
bombea petróleo crudo desde la Amazonia y, después de cruzar la
Cordillera de los Andes, hasta un puerto en la costa norte del Perú.
Municipality of Urarinas
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Hombres locales quedaron cubiertos de petróleo después de ser contratados para encontrar la fuga en el oleoducto sumergido.
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Bárbara Fraser |
Andamios sostienen una sección rota del oleoducto. |
Esta ruptura en el oleoducto norperuano, que ya tiene 39 años de antigüedad, ha aterrorizado a los aldeanos kukama a lo largo del río Marañón. Además de las quejas por náuseas y erupciones en la piel, la gente siente nerviosismo por comer pescado, preocupaciones por la pérdida de ingresos y temor de que el petróleo se esparza por todo el bosque tropical y los lagos cuando comience la inundación estacional en noviembre. Cuninico, una aldea de casas de madera y techos de palma levantadas sobre pilotes, alberga unas 130 familias, pero varios cientos de familias de otras comunidades también pescan cerca de allí.
Tres semanas después de descubrir el derrame, los aldeanos todavía tienen más preguntas que respuestas acerca de los impactos.
“Suena como una debacle ambiental para la gente y el ecosistema”, dijo David Abramson, subdirector del Centro Nacional de Preparación para Desastres del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia en Nueva York.
“Se necesita un monitoreo de la salud pública y del medio ambiente en un mínimo de cuatro niveles: agua, peces, vegetación y la población”, dijo.
Bárbara Fraser
Líderes de comunidades kukama recorren el oleoducto a través de una zona pantanosa.
Incluso los peces que escaparon de lo peor del derrame podrían estar envenenados, dijeron expertos. Pescadores que viajaban una o dos horas aguas arriba del río Urituyacu, un afluente del Marañón, en busca de pesca no afectada por el derrame volvían con peces que dijeron sabían a petróleo.
Algunos peces amazónicos migran largas distancias, y el monitoreo permanente será importante para determinar cómo se recuperan las pesquerías, dijo Diana Papoulias, bióloga ictióloga de E-Tech International, una firma de ingeniería con sede en Nuevo México que asesora a comunidades indígenas peruanas en temas relacionados con el petróleo.
SERNAN |
“Como regla general, durante el derrame hay un caos horrible, y dos o tres años más tarde es difícil encontrar pruebas”. –Edward Overton, Universidad Estatal de Louisiana En el caso de las mujeres embarazadas, los peces se convierten en un “arma de doble filo”, dijo Abramson. “Ellas necesitan esa fuente de proteínas para acrecentar el desarrollo neurológico del feto, pero al mismo tiempo, no conviene que ingieran cosas que tienen un impacto desconocido”.
Las madres dijeron que los niños y adultos de sus familias están sufriendo de dolores de estómago, náuseas, vómitos y mareos, y los niños pequeños tienen erupciones en la piel después de bañarse en los ríos.
En esta parte del valle del Marañón, el centro de salud más cercano está a más de una hora de distancia en lancha y no tiene un médico.
El gubernamental Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) no ha tomado muestras de tejidos de peces para su examen, de acuerdo con Delia Morales, subdirectora de supervisión de dicha dependencia.
Radio Ucamara
Mujeres kukama lavan ropa en el río, que también provee agua para beber, cocinar y bañarse.
Petroperú contrató hombres de la aldea de Cuninico para encontrar la fuga y levantar la tubería fuera del canal para repararla. Varios de los hombres dijeron que se metieron hasta el cuello en el agua aceitosa, trabajando con camisetas y pantalones o simplemente en ropa interior. Dijeron que recibieron ropa de protección sólo cuando un equipo de la televisión peruana llegó más de dos semanas después. Un noticiero del 20 de julio provocó una reorganización en la directiva de Petroperú.
Mientras tanto, las esposas de los trabajadores lavan su ropa en el río Marañón, en cuclillas sobre balsas amarradas a lo largo de la orilla. Además de ser la única ruta de transporte en la zona, el río es la fuente de agua para beber, cocinar, bañarse y lavar.
A la semana después del derrame, el mercado de pescado local prácticamente no funcionaba. Las mujeres que normalmente vendían de 10 a 20 kilos de pescado al día dijeron que sus compradores habituales las evitaban. En Cuninico, unos niños dijeron a un reportero de Radio Ucamara, una emisora local, que el pescado había desaparecido de la mesa familiar y comían principalmente arroz y yuca, una raíz.
Abramson dijo que la salud mental de los aldeanos puede verse afectada por la mala alimentación, la pérdida de ingresos y los conflictos entre los miembros de la comunidad.
Bárbara Fraser
Un pegote de petróleo chorrea de un palo introducido en un charco junto al oleoducto sumergido
“Como regla general, durante el derrame hay un caos horrible, y dos o tres años más tarde es difícil encontrar pruebas”, dijo Overton.
Pero tal vez eso no sea así en los humedales amazónicos, donde el suelo de arcilla y el agua elevada limitan el oxígeno disponible para los microbios que se alimentan de petróleo, dijo Ricardo Segovia, hidrogeólogo de E-Tech International.
Se espera que el organismo ambiental del gobierno emita su informe sobre el derrame antes de fines de este mes, y podría imponer multas, dijo Morales. Los aldeanos están esperando a ver si el gobierno sancionará a su propio oleoducto y pagará daños y perjuicios.
“Pareciera que el Estado se encuentra en una posición precaria”, dijo Abramson. “[El gobierno peruano] tiene que supervisar y asegurar la salud y el bienestar de la población, pero puede ser uno de los agentes responsables [del derrame]. Tiene que supervisarse a sí mismo y decidir lo que es justo y equitativo”.
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