Para
Juanita, una niña de 13 años a quien le cortaron el pelo,
(contra su
voluntad). Es poco probable que Juanita lea este artículo. Con cariño y
admiración.
“Lo primero que hicieron fue
cortarme el pelo. No me preguntaron, ni siquiera me dieron tiempo. Me lo
dijeron y a continuación me cortaron el pelo”. Esta podría ser una versión de
Juanita, con algunas variantes que no vienen al caso. Quienes lo hicieron
pensaron que era lo mejor, así está mandado. En un lugar con muchas niñas la
higiene personal es muy importante. El corte de pelo, como medida cautelar,
evita muchos malos entendidos, además de asegurar que no haya piojos.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2014.
Cuentan que la sirena tiene un
pelo largo y bonito, que nunca se corta. Dicen de ella que puede cautivar y
enamorar a los mejores pescadores y llevarlos a vivir con ella dentro del agua.
En su pelo navegan los peces, son sus piojos. Este vínculo estrecho entre pelo
de la sirena y piojos es lo que fundamenta la práctica social, como veremos. La
sirena es su madre. Los cuida, los alimenta y los va guiando por el camino de
la vida (del río). Estamos en el terreno mítico, ese que fundamenta, sostiene y
soporta los quehaceres de la vida diaria. Una sirena sin pelo o con el pelo
corto deja de ser una sirena, pierde su especificidad.
Es frecuente ver a las mujeres
mayores con el pelo largo. Habitualmente lo llevan recogido en forma de moño,
pero también lo pueden llevar en forma de cola enroscado como una boa o
trenzado de diferentes maneras, colgado sobre su espalda. El pelo es un motivo
de orgullo. Siempre lo tienen bien cuidado. Las muchachas, después de bañarse, en
horas de la tarde, con el pelo largo y suelto, se pasean por el pueblo siendo
admiradas por los chicos y los hombres, y objeto de comentarios del resto de
mujeres. Un pelo largo y suelto es la admiración de la población local.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2014.
Para mayor comodidad, durante el
día, las niñas, señoritas y señoras enroscan el pelo en diferentes tipos de
moños o en forma de cola o coleta. Es tiempo de trabajar. En la tarde, en el
momento de pasear, de visitar a los parientes o amigos, de salir a dar una
vuelta por el pueblo es cuando se puede disfrutar de diferentes peinados que
levantan todo tipo de comentarios.
Si la sirena tiene al pescado
como su piojo, las mujeres, sobre todo adultas, pero también madres con sus
hijas pequeñas y adolescentes, acostumbran a “buscar piojo” en la cabeza de una
mujer pariente o con quien se mantiene relación de vecindad o amistad. No se le
“busca piojo” a un extraño. “Buscar piojo” es una forma de relación de
familiaridad entre mujeres, de ternura, afecto y cariño. Una oportunidad de
aprender unas de otras y un espacio de intimidad donde se cuentan confidencias
y las cosas importantes de la vida. Quien imagina este hecho como una falta de
higiene está proyectando sobre esta actividad su propia interpretación, y cae
presa del etnocentrismo. Encontrar un piojo y comerlo, o al menos masticarlo
con los dientes, es la posibilidad de que una mujer le conceda su conocimiento
a quien le ha encontrado el piojo. El piojo, por tanto, no es algo negativo, es
la posibilidad de adquirir conocimiento de alguien cercano, alguien que me
regala algo suyo.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2014.
Cortar el pelo a una niña ataca
el sentido de belleza de los pueblos indígenas, no permite identificarse con
seres míticos tan importantes como la sirena y corta abruptamente las
relaciones sociales de intimidad entre mujeres. Antes de realizar este tipo de
prácticas haríamos bien en preguntarnos lo que significa el pelo para la otra
persona, normalmente un ser dependiente que tiene que obedecer. ¿Permitiríamos
nosotros que interrumpieran (por no decir cortaran) la relación que mantenemos
con nuestra cultura?
Es frecuente que la buena
intención termine por dañar la relación con otras personas. Puede ocurrir que
sea una imposición de los criterios personales sobre aquellos que están bajo
nuestra responsabilidad. El poder se ejerce, habitualmente, de forma muy sutil,
pero no por eso menos eficaz. Cuando la imposición se hace intolerable el
sufrimiento causado es injusto e inmoral. Estos comportamientos, que suelen ser
inconscientes, son causa, fuente y origen de resentimiento. En lugar de ayudar
a una vida más digna, provocan rechazo. La historia está plagada de estos malos
entendidos.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2014
Una anécdota para concluir.
Estábamos en un curso de mujeres, y uno de nosotros se acercó para que le
mirasen la cabeza. El asombro y las risas no se hicieron esperar. Una de las
mujeres aceptó el reto. Nos hicieron sentar y comenzó a separar el pelo para
observar si tenía algún piojo. La expectación era máxima, todas las mujeres se
arremolinaron a nuestro lado. Después de unos segundos la mujer separó
violentamente mi cabeza con sus manos y exclamó llena de risa: “ni siquiera
tiene piojo”. Fue el comentario del día.
NOTA:
Una forma lúdica y desenvuelta de
luchar contra la discriminación reinante es organizar un concurso de peinados
kukama en una ciudad como Nauta, Loreto. Seguro que radio Ucamara estaría
deseosa de que alguien colabore con ellos en esta tarea. Se buscan
patrocinadores del evento. Darle cobertura, apoyo a través de actrices de
renombre, un buen reportaje fotográfico… podría ser una forma muy eficaz de
luchar contra esa lacra social denominada racismo. Los pueblos indígenas
merecen respeto, admiración, apoyo y diversión. Las risas que causaría sería
una forma sutil pero eficaz de levantar la estima social de este pueblo
indígena tan vituperado. Un posible eslogan para la campaña podría ser: “Un
peinado kukama en tu cabeza”. Ahora que se acerca el aniversario de la ciudad
de Nauta sería un tiempo oportuno (kairós). Pero cualquier tiempo puede ser
kairós, el tiempo de Dios.
© Parroquia Santa Rita de Castilla, 2014
P. Miguel Angel Cadenas P.
Manolo Berjón
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