Santa Rosa de Urarinas es una
comunidad kukama situada a orillas del río Marañón, en el distrito de Urarinas,
provincia de Loreto. Tiene una población aproximada de 180 habitantes. Ha sido
fundado hacia 1960. En un traslado posterior debido al barranco cambió su
nombre por el de Flor de Oriente. Su ubicación actual data de 1997 y volvieron
a recuperar su nombre tradicional con el preámbulo de nueva: Nueva Santa Rosa
de Urarinas. Su colegio de primaria actual se creó en 1998, inicial en 2013 y
primero de secundaria, como ampliación de la primaria, en 2014.
El año 2013 Telefónica comienza
sus trabajos para conectar Iquitos con Internet de “banda ancha”. Para ello
construye diversas torres en el Marañón y Huallaga que conecte Yurimaguas con
Iquitos, y permita llevar la señal hasta la ciudad más importante de la selva
peruana. De paso los que vivimos en la travesía de estas torres nos vamos a
beneficiar de celular e Internet (siempre más lento que en la ciudad, claro
está, que para eso están las asimetrías que remarcan diferencias).
Una de esas torres se sitúa en
Urarinas. La ubicación de esta comunidad es media hora abajo, en bote, de Nueva
Santa Rosa. Pero mientras Santa Rosa está ubicada en el mismo cauce grande
(“madre”) del Marañón, Urarinas está situada en un caño (un brazo secundario
del río) por haberse formado varias islas. En verano el nivel del río baja y
con él se hacen inaccesibles algunos puntos que quedan en los caños. En
ocasiones estos caños llegan a cerrarse, no pasa agua por ellos. Razón por la
cual el acceso a Urarinas es dificultoso. Este es el motivo por el que
Telefónica (o sus empresas satélites, subcontratistas que le dicen) eligen la
comunidad de Nueva Santa Rosa de Urarinas como puerto principal donde descargar
los materiales que van a utilizar en la torre.
Conversan con las autoridades de
la comunidad y les ceden un terreno a cambio de que les den trabajo no
cualificado en la obra. Todos contentos. 100 metros más arriba de
la comunidad instalan su campamento y depositan los materiales necesarios. Para
acarrear los materiales entre las dos comunidades construyen un camino que va
por detrás de la comunidad de Nueva Santa Rosa de Urarinas. Un camino
construido que atraviesa algunas chacras y purmas (chacras abandonadas para su
autoregeneración). La empresa paga por transitar en este espacio. Pero a
nuestro parecer precios irrisorios. Quien más ha percibido han sido S/. 600.00
porque el camino atravesaba su chacra. Lo normal es que en purma pagaban entre
S/. 250.00 a
S/. 300.00. No es que el precio del suelo deba ser como en Washington,
Arequipa, Amsterdam o Piura, pero lo cierto es que ahora el terreno por donde
transitaba la carretera es muy duro, se ha apelmazado, y no se puede trabajar.
Vamos, que los tratos desiguales con las comunidades siempre benefician a los
grandes. ¿Es así como acumula su riqueza Telefónica? Sugerimos mirar en la
página web de Telefónica sus últimas ganancias publicadas.
Lo que produce risa es que ese
camino apenas se llegó a utilizar. Al poco tiempo de concluir semejante vía, “una
proeza de ingeniería civil”, se dejó de utilizar, por ser más económica y fácil
la vía por el río. En definitiva, causar daño por gusto. A esto contribuyó que
se tenía que construir la antena en meses de verano, cuando el río merma. Para
eso era necesaria la carretera, puesto que el acceso por agua resultaba
oneroso. Sin embargo, la obra se retrasó y dio comienzo cuando el Marañón iniciaba
su crecida. Razón por la cual el camino quedó aparcado, el daño ya hecho, y la
economía y la razón práctica impuso la vía fluvial como mejor acceso a
Urarinas. Es decir, se calculan los gastos y se ve lo que es mejor para la
empresa. Lo que le sucede a la comunidad no importa, no interesa, no está en el
orden del día. Así se construye una transnacional.
Antena
de Telefónica en la comunidad de Urarinas
©
Parroquia Santa Rita de Castilla, abril 2014.
Todo iba bien hasta que se
terminó el trabajo no cualificado y los varones de Nueva Santa Rosa de Urarinas
se quedaron desocupados. Entonces se acordaron que el campamento de la empresa
estaba en su comunidad y ya no eran contratados. Decidieron que la empresa les
tenía que pagar un precio por ocupar su territorio. Un día le llamaron al
“ingeniero” responsable de la obra y le comunicaron que les iban a cobrar un
dinero por alquiler de su territorio. La empresa ofreció hasta S/. 8.000.00. La
comunidad no estaba conforme, el presidente comunal pedía S/. 10.000.00. Cuando
ya prácticamente estaban llegando a un acuerdo, el Teniente Gobernador interviene
con una propuesta nueva: necesitamos S/. 15.000.00 para construir aulas para la
secundaria. Ese es el precio de nuestro alquiler. El ingeniero llama a sus
superiores (por teléfono satelital) y acuerdan el pago. Las cláusulas pueden
verlas en la foto adjunta. Hasta que no se resuelva la situación la comunidad
custodiará y retendrá los 56 tubos en el campamento de la comunidad.
BREVES ANOTACIONES
- La comunidad nativa de Nueva Santa Rosa de Urarinas está reconocida como comunidad indígena kukama.
- Si la comunidad no reclama no se le conceden sus derechos. Ya vemos la responsabilidad social.
- Las condiciones de negociación de la comunidad no son equivalentes a las de Telefónica o sus empresas adláteres. Si la comunidad sólo pide trabajo, Telefónica no paga por utilizar el territorio de la comunidad. Se conforman con pagar al que trabaja (¿cuánto?), pero se olvidan de pagar los derechos de territorio de la comunidad. Les vendría bien un reforzamiento vitamínico para su débil cerebro.
- En el acta firmada aparece el siguiente rubro: “presentar a Telefónica el perfil y descripción del proyecto con el presupuesto a ejecutar en la obra del colegio secundaria” por parte de la comunidad. Como si la comunidad tuviera un ingeniero civil esperando la orden para hacer este trabajo. De nuevo la responsabilidad social de la empresa queda en entredicho, por mucho que se laven la cara con otros proyectos. “En verdad les digo: siempre que no lo hicieron con uno de estos más pequeños, ustedes dejaron de hacerlo conmigo” (Mt 25, 45).
- Felizmente se deslizó otro punto. Hasta que las partes no estén de acuerdo no se levantará acta de cierre. Pero se confía en que pase el tiempo, se enfríe todo y listo. ¿Preferirán perder sus 56 tubos?
Tubos
retenidos en la comunidad de Nueva Santa Rosa de Urarinas.
©
Parroquia Santa Rita de Castilla, abril 2014.
Los pueblos tupí, como el kukama,
tienen como característica principal el canibalismo. Será interesante ver la
apropiación de la antena por parte del pueblo kukama a medio plazo. Sin
embargo, nos resulta simpático este mimetismo de Telefónica: fagocitar no a sus
enemigos (como preconizan los pueblos tupí), sino a los sobrantes, los residuos,
los desperdicios.
Nota: nos parece curiosa esta
coincidencia de “el desperdicio” (citando a los obispos de Brasil en un
documento de 2002), “sobrantes”, “deshechos”, “cultura del descarte” en la
encíclica del Papa Francisco, y Vidas
desperdiciadas, libro de Zygmunt Bauman de 2004.
P. Miguel Angel Cadenas P. Manolo
Berjón
Parroquia Santa Rita de Castilla Parroquia Santa
Rita de Castilla
Río Marañón Río
Marañón
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