jueves, 14 de enero de 2021

Por: Daniela Andrade

          Radio Ucamara

 


Madres

Las madres nunca abandonan a sus hijos. En un mundo donde todos los seres somos gente, las plantas y su poder se han revelado ante nosotros para no dejarnos huérfanos en los tiempos donde la muerte y la enfermedad ha llegado de sorpresa. 

“Ellas nos han protegido, ellas nos han respondido”, ellas han entrado a nuestras casas, de la mano de la sabiduría de nuestras abuelas, de nuestros ancianos, para limpiarnos por dentro, para curarnos, para tratarnos y para protegernos.

En el seno más íntimo de nuestras familias, de nuestras comunidades hemos preparado nuestro té de sacha ajos, toronja, nuestro cordoncillo.  Con ellas, el mal, nos ha encontrado con un sistema inmonológico fuerte, capaz de enfrentarlo, en medio de la indiferencia de un sistema de salud ausente y tardío.  Las plantas medicinales  han sido la respuesta que hemos dado los pueblos indígenas a nuestras propias comunidades y al mundo, su respuesta acertada  y amorosa al mismo tiempo denuncia la urgencia de un verdadero modelo intercultural de salud que valore y respete la sabiduría de nuestro pueblo, nuestra memoria, nuestra historia.

La región Loreto, es en Perú, un caso muy especial en cuanto al nivel de contagios, la primera región que en la crisis por el coronavirus reportó 0 muertes en el día. Se está analizando su situación, pero muchos expertos están hablando de una inmunidad colectiva ya que más del 70% de la población ha sido contagiada. Y es en esta misma región donde la mayoría de la población habla de haberse tratado con medicina vegetal.

En la última producción de Radio Ucamara, con el apoyo del concurso INNOVATE PERÚ, del Ministerio de la Producción que apoyó iniciativas de comunicación durante la emergencia sanitaria, hemos dialogado con niños y niñas sobre las plantas medicinales en los tiempos de COVID19, este conocimiento se sigue pasando de generación en generación, los sueños siguen siendo el espacio sagrado de encuentro.

Los pueblos lo sentimos, las madres de las plantas se revelan ante nosotros, su espíritu nos cobija y nos atiende, su fuerza se queda cuando más las necesitamos.  Se acercan a nosotros en sueños, nos guían, nos avisan. Y así mismo, nos están pidiendo respeto, reciprocidad, justicia. Sanar, curar, no es del cuerpo, es del alma, es de la sociedad, es del territorio. Explotarnos unos a otros, expoliar nuestra tierra, es la muerte.

Ellas nos han cuidado y hemos cuidado de los nuestros. Las plantas medicinales, han sido el signo de vida, de resistencia y esperanza de nuestros pueblos, que, en medio de tantas pandemias, resistimos para no desaparecer.

Daniela Andrade

Radio Ucamara

 

                                                                                                                      

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